'Es estudiante de Comunicación y Periodismo en la UNAM.
Cuenta con facilidad para la locución, maneja una buena ortografía, es hábil con las redes sociales (especialmente Instagram y Tiktok) y tiene gusto por la fotografía artística y documental.
Guionista, productora,
voz administradora web de Radiograma.
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CIMARRÓN 000
Silvestre como siempre



La bestia; Ciudad Juárez

Por: Noah Perkins
Impunidad, corrupción, machismo y misoginia, agentes coludidos con los cárteles, núcleos familiares inestables, marginalidad, sistemas económicos impregnados de precariedad, sistemas judiciales ineficientes, posición geográfica transitoria: donde se genera una serie de anomalías en las cuales el desierto es único testigo fiable; pero siempre silencioso. Sergio Gonzáles Rodríguez llegó a interrogar a la bestia fronteriza del desierto.
Huesos en el desierto, en palabras de Guillermo Osorno: “es el primer gran libro sobre la violencia en México. Si el programa de la generación anterior de cronistas, encarnado por Carlos Monsiváis, era narrador de los movimientos sociales, explorar la cultura popular o exponer la cursilería de las buenas conciencias o el anquilosamiento del nacionalismo revolucionario, González Rodríguez nos enfrentó al tema que se convirtió en tema de la preocupación central de la crónica”. Como piedra angular llegó a renovar la crónica en temas de suma importancia para el país. Si revisamos los reportajes del Premio Nacional De Periodismo desde 2001; las realidades que retratan son enfocadas a temas plagadas de violencia en todas sus vertientes: secuestros, narcotráfico, asaltos inverosímiles, instituciones coludidas con el lavado de dinero, abusos de militares con civiles, niños sicarios, periodistas hostigados por el crimen organizado en el norte del país, la impunidad y violencia en los reclusorios, son algunos fenómenos que muestran las crónicas actuales. Y no es para menos, es tarea del periodismo evidenciar estos hechos.
2006 el año en que sale a la luz este libro lleno de historias que nos dejan con un aire de desconcierto y desconsuelo, plagado de historias de jóvenes mujeres que son asesinadas, violentadas y que nos muestra un río de violencia sin caudal. Sin embargo nos va desenmarañando paso a paso lo que ocurre en esa ciudad fronteriza. No es un problema aislado, ni mucho menos no investigable, la problemática es social, cultural e idiosincrásica, incluso económica. El norte tiene sus particularidades, esas mismas la plagaron de hechos humanamente no aceptables para nadie. El machismo imperante en una doble moral nacional, es evidente en este relato: las mujeres como objeto de placeres sexuales. Añadamos el contexto territorial y tenemos como resultado un acto indignante para la sociedad. Este caso de las muertas en Juárez es una problemática de interés general. Atreves de él se evidencia la ineficiencia de los gobernantes por ofrecer un estado de derecho en todos los sentidos para con sus ciudadanos. A partir de casos aislados se evidencia este mar de sangre, para poder analizarlo y como ciudadanos crearnos conciencia y sensibilizarnos ante ello.
Cuando el desierto comenzó a dar respuestas ante González Rodríguez; estas respuestas comenzaron a ponerse en cuestión. La entrevista, la anécdota, los datos duros, las evidencias periciales, las declaraciones, el análisis de fondo, los hechos corroborables son los que ponen en jaque a la bestia. Es así que el borde entre México y Estados Unidos hoy son cuestionables, por aquellos cuerpos caídos, por aquellas familias que se quedaron sin sus hijas, hermanas, primas, cuñadas. La bestia hoy es cuestionada y queremos más respuestas. Queremos menos impunidad, menos violencia.
¡HAMBRE!
“Es el misterio de los nervios en un cuerpo famélico” (Hamsun)
¡HUNGER!

POR: ANASTASIO PETRONILO
Es una situación indeseable e inadmisible de la que ningún ser vivo debe ser sujeto. Es preciso combatirla hasta erradicarla y dado los tiempos “modernos” y en teoría más “pensantes”, en los que (se supone) nos hallamos situados; dicha tesitura no debería ya existir.
En la vida existen, para cada uno, películas, obras de teatro (canciones, libros, comics, etc.) que nos caracterizan, pues de aquello tomamos a manos llenas el néctar de su sabiduría, el goce y su satisfacción que nos provoca. Encontrar esos libros y demás a lo largo de nuestra vida, digerirlos, retener su savia, representa para el lector avezado un ritual esencial dentro de su círculo de sus placeres y por ende en la creación de su personalidad.
“Era tempo en que yo andaba con el estómago vacío, por Cristianía esa ciudad singular que nadie puede abandonar sin llevarse impresa su huella…”
El autor noruego, Knut Hamsun, ya había pasado hambre, el fracaso y la soledad, provenía de una humilde familia campesina. De esta manera nació su primera novela llamada HAMBRE (Sult, en noruego) en 1890 (en la que anteriormente fue publicada en secciones en la revista Ny Jord de forma anónima). Dicha novela contiene claros tintes autobiográficos. La trama es sencilla:
Un escritor abandona su miserable habitáculo y se lanza a las calle, sin saber a ciencia cierta si ese día se llevara algo a la boca. En contadas ocasiones logra que le publiquen algún artículo, con ello logra apaciguar frívolamente su hambre y su alma, con las pocas monedas que recibe a cambio.
Así, deambula sin ton ni son por las calles con la esperanza que de su cabeza, totalmente afectada debido al hambre y la escasez lo que le provoca serios desajustes físicos y psicológicos, brote una idea totalmente clara y lúcida como para mantenerse con vida unos días más;
“Sobrevivir en medio de la soledad”
Como la primera novela psicológica en su tipo, el narrador nos describe una serie interminable de monólogos interiores, en los cuales le da voz a ese hombre camino a la locura, debido al hambre omnipresente que lo apremia y lo atosiga.
La particularidad del personaje, junto con todas sus luchas físicas y emocionales, logra crear una atmósfera única, donde todas las peripecias terribles que impactan in crescendo al lector son mitigadas por la levedad de espíritu y sinceridad del protagonista.
Al personaje, lo apreciamos por ser un ferviente y firme defensor de sus principios e ideales, en los que continuamente discute consigo mismo sobre lo que está bien y mal hasta el cansancio, poniéndolo así en una enfrascada lucha dialéctica ante la desesperanza.
Es una novela emotiva, llena de sensaciones frustrantes para el lector (y dicho sea de paso a nuestro personaje) ¿Por qué?
Porque el autor nos muestra una realidad que es aún existente, donde en algún momento en la vida de nuestro escritor no le queda otra que morder una viruta a fin de producirle esa sensación de saciedad, a su estómago y su mente.
Sin embargo existe un rasgo importante que resaltar, y es que a pesar de las inclemencias, pesares y malestares que le acontecen, pone de manifiesto uno de los rasgos esenciales del ser humano; el de la RECUPERACIÓN.
Esa es la trama, una novela con una narrativa genialmente circular, la cual, nos hace pensar y preguntarnos ¿Qué estamos haciendo por aquellos, por los desamparados, los desposeídos, los marginados, los pobres expulsados de la maquinaria del desarrollo y el capital?
La herencia profunda que emana de esta obra ha influido ha varios escritores, tales como: Henry Miller, Ernest Hemingway, Franz Kafka, Charles Bukowski o Isaac Bashevis Singer, por mencionar a algunos que lo nombraron entre sus más ricas filias.
En el mundo existen diversas ONGs (organizaciones no gubernamentales), filántropos, organizaciones religiosas, figuras públicas, deportistas, bandas de rock, gente común, etc. que gracias a sus esfuerzos han tratado de combatir el hambre alrededor del mundo, pero aún con mucho que hacer.
Según cálculos internacionales, una de cada siete personas se va a dormir con hambre, y de acuerdo con datos de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), cada día mueren 25 mil en el mundo a causa del hambre y la pobreza, y al año fallecen 6 millones de niños menores de cinco años por las mismas razones. Convirtiéndolo en una de las problemáticas más importantes en el mundo.
No hace falta ir más lejos, basta con mirar a nuestro alrededor. Existen demasiados desamparados que no debemos darnos el lujo de seguir obviando dicha realidad y como diría Hamsun en su canónica obra;
“Busca el alivio con la reflexión y el acto”.
Solo para locos; el lobo y el hombre

Por Anastacio Petronilo
Érase una vez un individuo de nombre Harry, andaba en dos pies, iba vestido y era un hombre, pero en el fondo era, en verdad, un lobo estepario.
Esta es la historia dentro de otra historia que cuenta Hermann Hesse en su inolvidable y canónica novela “El lobo estepario”. En donde resalta los valores deshumanizadores y atomizadores sociales de una humanidad en decadencia.
El lobo estepario, o Harry Haller, es un personaje huraño y solitario, en parte humano y licántropo, en donde se ve inmerso en un universo ausente y desterrado, lleno de convencionalismos sociales y de una aparentemente nueva cultura a la cual desdeña, con un marcado sentido de no pertenencia.
Haller se halla en un punto trágico, carente de significación, harto de la monotonía y de su realidad miserable y lastimera.
La novela, además, se hace patente por iluminar las zonas obscuras de la condición humana, su carga trágica y su incierto destino.
“ser solitario y estar incomunicado, ser extraño y estar extrañado”
El lobo estepario es una de las novelas más innovadoras de su tiempo, hace mención de la dualidad del pensamiento humano, la introspección y la reflexión sobre la muerte y el suicidio; como símbolo de redención.
La obra además de resaltar la condición desdichada y melancólica del individuo y de sus dudas existenciales, contiene una influencia clara de la filosofía oriental, en específico del médico y psicoanalista Carl Gustav Jung, en donde el esoterismo se ve claramente reflejado en sus obras; Demian, Bajo la rueda, Narciso y golmundo, Siddhartha y sobre todo en El lobo estepario.
Durante nuestra vida int6entamosn ser individuos únicos e independientes, pero una parte de nuestra memoria la compartimos con la humanidad; todos buscamos el ideal de lo bello, de lo estético, de la divinidad, de la música. Es el lobo estepario, el juego de las máscaras, es decir, el del juego de las apariencias y verdades.
Es Harry Haller y sus experiencias oníricas y alucinantes en las que reflexiona por medio de la introspección sobre la muerte y el suicidio, el individualismo y la rebeldía, así como la cotidianeidad dela realidad y sus preguntas existenciales.
Con ello, usando el puente de lo real al teatro mágico, en donde experimenta escenarios alucinógenos y surreales Harry Haller; alter ego de Hermann Hesse, víctima de una sociedad en la que vive, centrado en su “yo” desde lo cotidiano busca romper su mundo y su existencia para renacer, para encontrar la divinidad inserta en uno, además de recalcar la interioridad del pensamiento, cuestión que aun en la actual realidad carece de la misma, en fin que es una obra que nunca perderá su lucidez.
Además de ser ancla y estandarte del pensamiento y reflexión de juventudes, adolescencias, outsiders y espíritus marginales, sirvió y servirá como símbolo contracultural. Manifestando en su momento con el hipismo el amor en vez de la guerra; del pensamiento, de la búsqueda de la identidad y de la experiencia implícita en la obra, mediante los viajes alucinógenos y la psicodelia.
Pensar mucho hace daño, pero no hacerlo hace más. Somos solo piezas de ajedrez en un juego establecido por un dios o diablo, o por la nada; donde lo más sensato que uno puede hacer es reír, pensar, imaginar y crear. Así como buscar una individualidad que nos diferencie del rebaño.
Letras crudas para todos; yo invito

Por: Noah Perkins
Siempre he tenido la firme idea que existe un libro para cada tipo de lector con características que te atraparán, te harán comprender alguna realidad o contexto, incluso descubrir una escena literaria tan particular como lo es el realismo sucio. John Fante es precursor en este género y lo retrata en su libro Pregúntale al Polvo. En cada línea plasma una realidad cotidiana sin pretensión, nada de juegos verbales, nada de romanticismo excesivo; sencillo y claro.
El libro se centra en la vida de un escritor llamado Arturo Bandini, habla de su vida y su personalidad soberbia, de sus quehaceres cotidianos, de su lucha para llegar a ser un escritor famoso, de sus borracheras, mujeres, miseria, derrotas, triunfos, obsesiones, de momentos coyunturales de su existencia en los cuales brota la inspiración. En sus 72 páginas el autor nos revela la destreza de su narrativa al ser fluido, puntual, certero, y jamás perder el ritmo de la historia ni de los personajes. El escenario son los Ángeles de los años 30’s justo en la marginalidad de la ciudad, donde esta historia toma sus características más particulares, ya que denota la miseria en la cual se sitúa. El hilo conductor de la historia es la relación odio-amor con el personaje llamado Camila.
“Yo diría a todos los escritores jóvenes un consejo muy sencillo. Que no dejen escapar nunca la oportunidad de probar una experiencia nueva. Que vivan la vida, en su caldo de cultivo, que se enfrenten a ella con valentía, que la aborden con los puños desnudos”. Este tipo de frases podemos encontrar durante la narrativa, la cual expresa vitalidad y fuerza en el escrito. Siempre es gratificante encontrar novelas con tal originalidad, siempre es atractivo para un lector tener la posibilidad de imaginar nuevas formas de escritura despojadas de paja sentimental. A la salud de todos ustedes, ¡yo invito!

El hambre de Martín Caparrós; los principios

Por: Noah Perkins
El periodismo tiene una tarea primordial para la sociedad, una tarea y un compromiso con el colectivo; partiendo del individuo. Poner sobre la mesa los hechos coyunturales, para entender por lo que pasa el mundo, y a la vez en nosotros; que siempre nos repercute. A través de la narrativa, de los datos duros, del contraponer la información, de tomar distintos enfoques para englobar una problemática social, son las herramientas de las que se vale el reportaje de fondo. Ese que es una radiografía de la realidad; no sólo una fotografía. Ese que llega a la conciencia y le habla de frente y sin tapujos, siempre con la honestidad y ética posible. Comprender el colectivo para comprender al individuo, comprender al individuo para comprender al colectivo. Tarea ardua, rigurosa, y sin lugar a duda lleva tiempo; experiencia y medios para realizarla. Martín Caparrós es un cronista argentino que nos lleva de la mano para visualizar algo que pasa desapercibido para la mayoría de nosotros, algo que damos por sentado, pero que quizá sea más complejo de lo que creemos. Nos pone a pensar, analizar, a contraponer; nos empatiza con su relato. Nos muestra estos contrastes entre el primer mundo y el tercer mundo. El hambre es su hilo conductor, personajes como Hisha, nos hacen adentrarnos en la temática. Caparrós, al ser un cronista nos sumerge con una narrativa llena de argumentos y descripciones; en Los principios, a manera de introducción, comienza por un hecho particular; un relato, del cómo comenzó a interesarle el hambre en países de África, que corre desde el Atlántico al Mar Rojo. El hambre como revolución, el hambre como contra revolución, el hambre como progreso técnico, que deja a los desposeídos en la marginalidad absoluta de los países “desarrollados”. Lo hace de una manera contundente y humana.
Los simbolismos que se dan en el texto son pocos, escribe en un sentido literal, un sentido en el cuál las ambigüedades no tengan cabida. El símbolo mayor y que tiene más peso; el hambre, funge como ese que no sólo es de índole fisiológica, sino como asesina, la más cruel y lenta; uno esta muerto antes de saberlo. Aquí el peso del hambre recae como la mayor asesina de la humanidad, y al mismo tiempo, la que da cambios sociales, al menos en teoría. Ni guerras, ni pestes, ni desastres naturales, sino como un hecho lento y sutil que mata, y sigue matando sin precedentes a poblaciones seculares de los países “desarrollados”. Los otros símbolos del hambre tiene voz y nombre, cada personaje que el autor describe, no nada más describe su realidad; simbolizan la realidad de millones de almas que se desvanecen por el hambre.
La crónica se vale de adjetivos descriptivos, pero no calificativos. La entrevista se cita textualmente. Y los datos duros no tiene doble sentido, son y son; demuestran. Es así que en un sentido literal, el texto al ser periodístico, va más por este camino. Todo es literal. Pero en la narrativa, y uno de las características del reportaje es su narrativa literaria, es ahí donde el autor echa mano de todos sus recursos para envolver al lector, para que el mensaje llegue de forma más contundente, utiliza esta característica literaria para hacer más atractivo el texto. No volverlo tedioso. Pero siempre respetando esa línea que separa al reportaje de fondo, de la novela. Al recrear las escenas le da un sentido literario, pero al mismo tiempo literal. Es el matrimonio perfecto.
Los hipervínculos, que serían el plus en los reportajes, son indispensables, es aquí donde recae el mayor peso, pues el autor nos remite, a partir de hechos aislados una lectura general. Al hablar del hambre, habla sobre las peripecias de estas sociedades; pobreza, marginalidad, egoísmo, carencia, ignorancia, corrupción, abuso, negligencia. Es decir, que el plus tiene este enfoque, cultural, geográfico, social, político, económico, antropológico e histórico, vinculado a una lógica de mercado benefactor que concentra y excluye. Al principio la lectura es aislada, pero habla de una cuestión global. Una lectura filosófica, pues piensa en la totalidad. Un ejemplo claro es cuando habla de la desvalorización de la palabra hambre, ese plus que nos da, es, entender una realidad tan manoseada, tomada tan a la ligera, que el mismo Martín se queda corto al poder escribirla. Las palabras tienen un peso, y Caparrós quiere ponerla en su justa medida.
El discurso desarrollado en Los principios, es narrativo, expositivo y descriptivo, y argumentativo, pues da datos concretos, da características descriptivas de las carencia “-quiero una vaca que me de mucha leche, entonces si vendo un poco de leche puedo comprar las cosas para hacer buñuelos para venderlos en el mercado y con eso más o menos me las arreglaría.
- Pero lo que te digo es que el mago te puede dar cualquier cosa, lo que pidas.
-¿De verdad cualquier cosa?
-Sí, lo que pidas.
-¿Dos vacas?
Me dijo en un susurro y me explicó:
-Con dos sí que nunca pasaría hambre.
Era tan poco, pensé primero.
Y era tanto”
Aquí nos queda claro el tipo de discurso, que no se queda en lo técnico, sino en lo que sólo se gana en la experiencia y vivencia del hecho.
Trascendamos la forma fisiológica del hambre y situémosla en su contexto geográfico de África. Seamos capaces de entender y comprender una situación. Veamos no con ojos parciales, sino totales. Más allá de lo evidente, vemos con ojos colectivos. Comprendemos con raíces humanas. Al tener una era llena de información a la mano, se nos va de la mano hechos básicos de comparación. Hechos que realmente nos comprometan con los otros, con nosotros, con ustedes. Este tema es significativo, y global. Vemos a través de él, algo más, algo más allá, algo más acá. Nos hace tomar conciencia de nuestra esencia como personas. Y nos abre el panorama.
Cuando imaginamos catástrofes; imaginamos guerras, y masacres, holocaustos y genocidios, imaginamos Chernóbil, imaginamos los 43, imaginamos la guerra civil española, imaginamos el 68, pero nunca imaginamos el hambre como mayor asesino, sentado en la oscuridad, silencioso y siempre fatal, esperando un descuidó para tomarte de las entrañas y quitarte hasta tus ideas más profundas; deshumanizándote. Desde el enfoque que lo veamos es un producto natural y al mismo tiempo irreal, habiendo llegado a un supuesto establecimiento lógico y racional, no se nos ocurre que esto esté sucediendo: “Ocho horas, en ese lapso se habrán muerto de hambre ocho mil personas: son muchas ocho mil personas”. En cada palabra el autor habla con una profundidad que nos hace situarnos en una profundidad de conciencia. El periodismo desvanece las miradas superficiales; Martín Caparrós, engrandece y desenvuelve nuestra conciencia, ¡cual si fuéramos arboles dando frutos!