'Es estudiante de Comunicación y Periodismo en la UNAM.
Cuenta con facilidad para la locución, maneja una buena ortografía, es hábil con las redes sociales (especialmente Instagram y Tiktok) y tiene gusto por la fotografía artística y documental.
Guionista, productora,
voz administradora web de Radiograma.
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CIMARRÓN 000
Silvestre como siempre


DIONISO Y APOLO

Por El Huidos Nel
Crónicas de un paria
28/08/2020
Un machete incrustándose en tu cráneo, abriendo un camino de letras que fluye como un río entre las nuevas ideas que emanan de él. No te aniquila. Te revela algo escondido; voluntad. Te levantas, sientes el dolor y la soledad. Surge una postura estética y filosófica. Escupes al piso y sales de frente al sol; alzando el vuelo como un águila y te arrastras como un gusano. Tienes un ojo de pez. Apolo y Dioniso están en tu ser. Así de fuerte es el martillo de Friedrich Nietzsche. Cuando te encuentras frente a frente con su filosofía cambia algo en ti.
Un día estando en el Colegio de Ciencias y Humanidades de Naucalpan, me encontré con la Galla Ciencia, un texto de Nietzsche. Lo leí. Entrado en sus líneas me adentré con una idea absorbente. El sentido dionisiaco y apolínico. El primero es aquel que parte de la locura. Un sentido vertiginoso y animal, instintivo. Una tormenta en medio de la noche. Un trueno en medio de la batalla. El otro es la razón. Esa manera de ser prudentes para concretar cualquier proyecto de cualquier índole. La cordura. El sol naciente. El pensamiento iluminado. El pensar antes del actuar.
Después hallé el libro: El nacimiento de la tragedia. En él desprende una serie de ideas que te hacen cuestionar tus paradigmas morales y éticos. Ahí menciona que la tragedia surgió a partir de Sócrates y Platón. Ellos instauraron un pensamiento de un mundo perfecto y racional. Nietzsche decía no. Necesitamos de los contrarios, se complementan. El equilibrio según Friedrich se rompió. Locura y racionalidad son partes de un mismo cuerpo.
Pasando unas embriagueces fuertes con compañeros de parranda, nos cuestionábamos estas ideas. Yo aprendía ver ese sentido Nitzscheneno en varios sitios. Desde el empresario que se atreve, hasta el amigo que se enfrentó con los puños con canallas. En los dos casos, el sentido de la voluntad de poder se materializó. No hablo de moral. Del bien y mal. Hablo del carácter para enfrentar la realidad o los hechos propios.
Locura y razón bailando al compás.
Con el paso de los años, las ideas en la cabeza propia se han ido trasformando. La voluntad es un hilo del cual nadie debería de desprenderse. Es el motor para arrancar.
Cuando vas leyendo algo que te saca de balance, quieres más. El Anticristo llegó a mis manos. No fue una lucha con Jesús. Fue una lucha contra la enajenación de cualquier idea que te haga sentir mal. Una moral que es contrahumana. Cortar los instintos básicos. No acaba en forma correcta. El ser necesita del equilibrio mental y físico.
Negar la sexualidad o marginar a cualquiera por preferencias sexuales es una acotación de ideas centralizadas que no hacen más que demostrar que no se ha viaja ni leído lo suficiente para creer que uno tiene la razón. Una perforación a la libertad del ser humano.
La plata es algo que se debe de pulir. Nuestra forma de leer igual. Con los años encuentro que no empato con todo el pensamiento de Nietzsche. Tomo el Así Habló Zaratusta, La Galla Ciencia, El nacimiento de la tragedia. Los meto en mi bolsillo. Recuerdo episodios de mi vida. Y sé que me enseñó a ver la vida de formas diferentes. Pasé de camello, a León, hasta retornar a ser un niño; un ultrahumano. El que crea sus propios valores. La nada me asusta, pero la única fórmula siempre vigente es: Creer en uno mismo. El eterno retorno. El aullido de Dioniso y Apolo viven en mí.




