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El Temo, un tipo de cuidado

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POR CARLOS RAÚL MARTÍNEZ

RECUERDOS VAN, RECUERDOS VIENEN

06/02/2021

Cuauhtémoc Blanco ha quedado marcado como uno de los mejores jugadores en el futbol mexicano. Su estilo de juego desparpajado, pero netamente ofensivo, siempre sobresalía y ponía los nervios de punta a los rivales. Su personalidad fuerte y recia, le hizo echarse al hombro, no sólo a uno de los equipos más importantes en México, el América, sino también a la Selección Nacional, en los torneos internacionales en que participó.

Pero hay algo qué reconocerle al gran Temo: su manera de conducirse con los medios, ya que siempre que hablaba daba nota de portada. Para bien o para mal, cuando el Cuau hacía una declaración, alguien temblaba. Sin embargo, hay que agregar algo más que importante: fuera lo que dijera, Blanco Bravo nunca se echó para atrás o desmintió alguna frase publicada. Siempre fue un tipo de huevos y se sostuvo en sus dichos. Por eso, para nadie es un secreto que en América más de uno le envidiaba y le encabronaba que el Temo sobresaliera, incluso más que el técnico o directivos reinantes en Coapa. En dos ocasiones, por lo anterior, a manera de correctivo, los altos mandos del Ame retiraron al número 10 del equipo. Primero se fue al Necaxa y en otra al Veracruz, aunque siempre regresó por la puerta grande para lucirse en el rectángulo verde. Fue así que se coronó con las Águilas en el 2005, cuando tuvo como compañeros en la ofensiva al Piojo López y Kléber Boas, e hicieron y deshicieron en la Liga MX, pero el estar en todo momento en el ojo del huracán le cobró factura y en el Clausura 2007, tras perder con Pachuca en la final, se fue a jugar a Estados Unidos con el Chicago Fire. Y sólo porque dijo que su técnico, Luis Fernando Tena, se hacía bolas con tantas estrellas en el equipo amarillo.

Eso nunca se lo perdonó el Flaco, quien lo relegó a la banca diciendo que estaba lesionado y bajo de ritmo. Sin embargo, todavía le dio chance en la final frente a los Tuzos, en la que el 10 anotó un golazo, pero no fue suficiente para la causa americanista. Y en el conjunto Tricolor, Ricardo LaVolpe, su acérrimo rival en el futbol, también fue rudo con el Temo, ya que le arrebató la oportunidad de lucirse en el Mundial de Alemania 2006, al dejarlo fuera de la lista final que acudió a tierras germanas, al decir que no encajaba en el estilo de juego de la escuadra, una estupidez de argumento del argentino. A mí me tocó ver llorar a Cuauhtémoc en el restaurante que tenía en Churubusco e Insurgentes al conocer la noticia de que no había sido considerado por el Bigotón para la justa en tierras europeas. Pero Cuauhtémoc siempre salió con la frente en alto. Y quienes le hicieron algo, se arrepintieron a la mera hora, porque tuvieron que reconocer la calidad de Blanco Bravo, a tal grado que el estadio Azteca lo despidió de pie, en un partido homenaje con el América ante Morelia, al que casi le hace un golazo. Ese era Cuauhtémoc como jugador, un tipo de cuidado, con una personalidad inigualable, dentro y fuera de la cancha.

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