POR: @patironda

18/02/2021

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Basada en la novela homónima escrita por Jenny Han, la última entrega de la trilogía: A todos los chicos de los que me enamoré, llegó a su fin y al catálogo de Netflix el pasado 12 de febrero.

Protagonizada por @lanacondor y @ncentineo , esta secuela del género comedia romántica, nos narra otra parte y enfoque de la historia entre Lara Jean y Peter Kavinsky. Las primeras cintas se centraron en narrar el inicio particular de su relación, así como las inseguridades que tuvieron que atravesar para confiar el uno en el otro; finalmente en esta película vemos como el noviazgo de los dos chicos se concretó y fortaleció, ahora con la promesa de continuar al siguiente nivel: ir a la misma universidad y seguir sus sueños juntos. Todo esto se ve frustrado cuando solo Peter es aceptado en la Universidad de Stanford, mientras que Lara Jean es rechazada, pero aprobada en diversas universidades más. El plan perfecto sería estudiar un año en la Universidad de Berkeley y transferirse con su novio. Solo tendrían que esperar un año para estar junto. Pero aparece una tercera opción: la Universidad de Nueva York, con un programa y plan de estudios superiores a los de las otras dos escuelas, el cual, impulsaría la carrera y el sueño de Lara Jean en convertirse en una exitosa y afamada escritora.

El drama predomina en el filme, pues la duda latente en la mayoría del largometraje es: la relación de la mayoría de las parejas no sobrevive a la universidad ¿por qué la de Peter y Lara Jean sería diferente? ¿El amor que se tienen puede ser más fuerte que todas las adversidades que traen consigo la distancia, alejamiento y kilómetros?

La trama atrapa al público, predominando más el juvenil, quien, con esta película, más allá de ver un modelo de relación casi “perfecta”, puede notar que una pareja es más que eso, es un equipo que se debe complementar, apoyar y confiar, es un lugar donde ambos tienen que dar un 50/50 con reciprocidad en todos sentidos, destacando que tu novio o novia no puede frenar tus sueños ni decisiones para el crecimiento personal. Además, la trilogía cierra con la conclusión que el amor es un hecho que se construye con actos, no solo con palabras.